La
República Dominicana cuenta con unas 6,000 especies vegetales autóctonas y
endémicas, un auténtico tesoro natural cuya conservación está garantizada
gracias al Banco de Semillas del Jardín Botánico Nacional (JBN), que
actualmente alberga alrededor de mil variedades de la isla La Española. Ahí se
conserva germoplasma con fines de investigación, reproducción, reintroducción,
restauración de hábitats y educación, todo ello utilizando protocolos
globalmente establecidos por el Instituto Internacional de Recursos
Fitogenéticos (Ipgri), perteneciente a la Organización de las Naciones Unidas
para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
La
información la publica la agencia de noticias EFE, el periódico Listín
Diario y la resalta TiempoNotiRD.
Protección
de la flora nativa y endémica
Mientras
que otros están más orientados al cultivo, el criterio fundamental de este banco
de semillas, según explicó a Efe el director del JBN, Ricardo García, es la
conservación y protección de la flora nativa y endémica de la isla La Española,
que la República Dominicana comparte con Haití, poniendo especial atención a
aquellas especies que sufren algún grado de amenaza de extinción.
Para
su desarrollo se contó con el asesoramiento del Banco de Semillas del Real
Jardín Botánico de Kew, en el Reino Unido. Sus técnicos “nos han orientado”
sobre las características del banco de semillas, tanto para la construcción
como para su manejo, así como para la formación del personal del JBN, haciendo
de este centro uno de los más punteros en su clase.
La
recolección de las semillas en la naturaleza es el primer paso del proceso de
conservación a cargo de un equipo técnico que, una vez en el laboratorio,
procede a su tratamiento, atendiendo a la temperatura y al grado de humedad
indicados para su conservación, ya sea a largo plazo, o con salida rápida para
su uso en reforestación.
Reserva
estratégica
Este
recurso “es muy importante para el país”, puesto que permite contar con “una
reserva estratégica para recuperar los recursos que hemos ido perdiendo”. Ante
el impacto del cambio climático, el banco constituye “una garantía de
conservación” de la flora, dijo García.
En
este sentido, destacó que el banco también es un importante recurso para ayudar
al vecino Haití, que ha perdido la mayor parte de su cubierta boscosa, más del
70 %.
Además,
La Española comparte especies vegetales con Cuba o Puerto Rico, que pueden
recurrir a la entidad para paliar situaciones creadas, por ejemplo, por
desastres naturales, dijo el director del botánico, en referencia a los
estragos causados el pasado año por el huracán María y que afectaron mucho a la
flora boricua.
La
cuestión de la conservación es prioritaria, pero en el banco de semillas
también ha germinado una faceta de tipo comercial, ya que se han convertido en
suministradores de cada vez más viveros locales, que aquí encuentran simientes
de alta calidad de plantas de sombra y de tipo ornamental.
“Esa
es una de las funciones importantes que puede tener un banco de semillas”,
aportar especies autóctonas para la arborización urbana y el paisajismo y cuya
demanda que se viene incrementando gracias a la tarea de divulgación sobre las
ventajas de variedades nativas, menos expuestas a enfermedades y más adaptadas
al clima.
Cultivo
in vitro
Bajo
un concepto similar, a medio camino entre la preservación y la proyección
comercial, funciona el laboratorio de cultivo in vitro, otro modelo de manejo
de la biodiversidad donde se trabaja, principalmente, con orquídeas.
La
isla tiene unas 350 especies de orquídeas, muchas en peligro crítico de
extinción por la destrucción de su hábitat, el bosque primario, y para evitar
su desaparición se ha desarrollado este laboratorio dedicado al cultivo de
tejido.
Esta
técnica permite obtener ejemplares orquídeos para reintroducirlas en su lugar
de origen, así como llevarlas a otros lugares con condiciones ecológicas
similares.
La
idea es que “en un tiempo no muy largo se podrá ofrecer al mercado parte de esa
producción de especies con valor comercial”, contribuyendo así a reducir la
presión sobre la población silvestre, que es uno de los principales motivos de
extinción.
Otros
planes de futuro del Banco pasan por continuar con un programa continuo de
recolección hasta albergar entre 3,500 y 4,000 especies diferentes de platas,
para cuya conservación se empezará a utilizar nitrógeno líquido, siempre con la
mira puesta en mantener el legado vegetal de La Española.
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