John S. McCain, el orgulloso aviador naval estadounidense que salió de
entre las sombras de la desesperanza como prisionero de guerra en Vietnam y
llegó hasta la cúspide del poder como congresista republicano y senador por
Arizona, y fue dos veces candidato a la presidencia, murió el sábado 25 de
agosto en su hogar en Arizona. Tenía 81 años.
La información la publica el periódico estadounidense The New York Times, la agencia de noticias AFP y la destaca TiempoNotiRD.
Las banderas ondeaban a media asta este domingo en
la capital estadounidense, un día después de la muerte del senador republicano
John McCain, piloto durante la guerra de Vietnam y candidato a la Casa Blanca
con una trayectoria política tumultuosa, pero hoy homenajeado de forma casi
universal.
La información la publica el periódico estadounidense The New York Times, la agencia de noticias AFP y la destaca TiempoNotiRD.
De acuerdo con un comunicado de su oficina, McCain murió a las 16:28
hora local. Sufría de un tumor cerebral maligno, llamado glioblastoma, por el
que fue tratado de manera periódica con radiación y quimioterapia desde que se
lo detectaron en 2017.
A pesar de su condición, hizo una dramática y fugaz aparición en el
Senado para votar en contra del intento de su partido de revocar la Ley de
Atención Médica Asequible. Sin embargo, aunque no le fue posible estar en el Senado
para la votación de la propuesta republicana de ley sobre los impuestos, su
apoyo fue crucial, aunque no decisivo, en el único triunfo legislativo del
gobierno de Trump.
John Sidney McCain III nació el 29 de agosto de 1936 en la Base Naval
Aérea de Coco Solo en la zona del canal de Panamá, uno de los muchos lugares en
los que su padre, John Sidney McCain Jr., estuvo apostado durante una larga y
reconocida carrera naval. Fue el segundo de los tres hijos que tuvieron su
padre y su madre, Roberta Wright, una heredera petrolera de California. Sus
padres se escaparon a Tijuana, México, donde se casaron en 1933.
Su padre y su abuelo fueron almirantes con el rango más alto y sus más
grandes héroes. McCain llevó su prestigioso apellido al campo de batalla y a la
lucha política durante más de medio siglo. Fue una epopeya impulsada por la
ambición y los instintos conservadores de un militar astuto, con una rebeldía
evidente desde la infancia y un temperamento que algunas veces se acercaba a la
impulsividad.
Esas características de su personalidad se manifestaron en su máximo
nivel en Vietnam, donde le quitaron todo menos su carácter. Debido a que su
padre fue el comandante de todas las fuerzas estadounidenses en el Pacífico
durante la mayoría de sus cinco años y medio de cautiverio, McCain, entonces
capitán de corbeta de la Marina, se convirtió en el prisionero de guerra más
famoso, una víctima de horrendas torturas y una herramienta de los
propagandistas enemigos.
Fue derribado sobre Hanói, la capital de Vietnam. Eso lo dejó con los
brazos rotos y una pierna despedazada. Lo sometieron a reclusión en solitario
durante dos años y era golpeado frecuentemente. A menudo era suspendido en
cuerdas que jalaban sus brazos detrás de él. Dos veces intentó suicidarse. Su
peso disminuyó a 48 kilogramos. Rechazó la liberación temprana para conservar
su honor y para evitar el impacto de la propaganda enemiga o arriesgarse a
desmoralizar a sus compañeros prisioneros.
Finalmente, se rindió ante la tortura y
firmó una “confesión”. Nadie la creyó, aunque él sintió la carga de traicionar
a su país. Para millones de estadounidenses, McCain fue la personificación del
valor: un héroe de guerra que regresó a casa en muletas, con daño psicológico y
con el cuerpo, pero no el espíritu, en pedazos. Enfrentó tratamientos médicos
largos y rehabilitación, pero quedó con una discapacidad permanente,
imposibilitado a levantar sus brazos sobre su cabeza. Otras personas tenían que
peinarlo. Su
madre, con amor por la carrera naval, inspiró su carrera política.Después de
retirarse de la Marina y establecerse en Arizona, ganó dos periodos en la
Cámara de Representantes, desde 1983 hasta 1987, y seis en el Senado. Fue un
republicano durante la era Reagan, pero posteriormente pivoteó hacia la derecha
o la izquierda; fue un rebelde que desafió a los líderes de su partido y se
comprometió con los demócratas.
Perdió la nominación
presidencial republicana de 2000 ante George W. Bush, quien llegó a la Casa
Blanca. En 2008, ante el escenario de una creciente crisis financiera,
McCain realizó el movimiento más atrevido de su carrera política, al buscar la
presidencia frente al primer candidato afroestadounidense nominado por uno de
los principales partidos de Estados Unidos, Barack Obama. Con el reconocimiento
nacional de su nombre, el haber sido parte de la reforma al financiamiento de
los partidos y una reputación por su candidez —su autobús de campaña se llamaba
el Expreso de la Conversación sin Rodeos— McCain ganó una serie de elecciones
primarias y capturó la nominación republicana.
No obstante, la elección de Sarah Palin, en ese entonces
gobernadora de Alaska, como su compañera de fórmula, probó ser una grave desventaja,
a pesar de que intentaba ser un movimiento audaz y poco convencional. Palin fue
la segunda mujer en ser nominada a la vicepresidencia por uno de los
principales partidos estadounienses y la primera por parte de los republicanos.
Sin embargo, a los electores les preocupó la experiencia de ella y la edad de
McCain —a los 72 años se hubiera convertido en la persona con más edad en ser
elegida como presidente de Estados Unidos—. En unas memorias de 2018, The Restless Wave: Good Times, Just Causes,
Great Fights and Other Appreciations, defendió el desempeño de
Palin en la campaña, pero expresó remordimiento por no haber elegido a Joseph
I. Lieberman, un demócrata convertido en independiente, en lugar de Palin.
En algunos mítines de McCain, multitudes criticaban a las
personas negras y musulmanas. En una ocasión, una mujer dijo que ella no
confiaba en Obama porque era “un árabe”, y McCain, en uno de los momentos más
aplaudidos de su campaña, respondió: “No, señora. Él es un hombre de familia
decente, un ciudadano con el que simplemente tengo desacuerdos sobre temas
fundamentales”.
Algunos analistas posteriormente dijeron que Obama había diseñado una campaña
prácticamente perfecta. Y McCain se enfrentó a un ambiente político hostil para
los republicanos, quienes fueron arrastrados a la derrota por los terribles
índices de aprobación del presidente George W. Bush en medio de la crisis
económica y la impopular guerra en Irak.
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