Por: María
Hernández
Una fuente sin agua no inspira y
evoca tristeza y desolación. Sería importante saber cuántas plazas históricas
que tienen fuentes funcionan a toda capacidad en el Distrito Nacional, por solo
mencionar un lugar. La mayoría lucen abandonadas y con las huellas marcadas por
el tiempo que dan fe de que en algún tiempo brindaron esplendor y belleza a
parques, plazas, iglesias, entre otras.
La información la publican El
Nuevo Diario y Vanguardia del Pueblo, en su formato digital y la destaca TiempoNotiRD.
Nuestros
urbanistas, arquitectos y todos los que tienen que ver con la cultura y la
preservación de nuestros monumentos y del medio ambiente pudieran presentar
proyectos a los ayuntamientos para que se proceda al rescate de las que fueron
bellas fuentes. Muchas fuentes que aún permanecen, en la capital, solo se pueden encontrar
adornando las entradas de muchos hoteles que, felizmente, se encargan de
mantenerlas en perfecto funcionamiento.
Una de las fuentes que mayor
nostalgia nos produce es la que está frente al Teatro Nacional que en su
momento brilló por sus chorros de agua y luces que dejaban impresionado a
cualquier visitante nacional o extranjero que pasara por el lugar.
También
se encuentra prácticamente en ruinas la gran fuente que fue una vez la
estructura que circunda el Altar de la Patria, donde descansan los restos de
los fundadores de la República Dominicana, Juan Pablo Duarte, Matías Ramón
Mella y Francisco del Rosario Sánchez.
Cuando visitamos un parque o
alguna plaza central, incluidas las que se encuentran situadas en la capital,
el ornamento más llamativo es la fuente de agua que casi siempre se ubica en la
parte central de estos espacios abiertos al público.
Hay
fuentes de
diferentes estilos y de épocas también distintas, desde muchas ricamente
adornadas y talladas de los siglos XVII y XVIII, hasta las imitaciones que
tratan de parecer haber sido elaboradas en la época colonial.
A pesar
de que en la actualidad algunas fuentes de agua se conservan como parte del
patrimonio cultural de los países, si nos remontamos a la historia, en sus
inicios estas bellas fuentes de agua artificial fueron construidas para
satisfacer la sed de las personas y de los animales de carga en épocas pasadas,
de acuerdo a escritos recientes.
El parque Duarte, en San Juan de
la Maguana encontramos una fuente de agua que se mantiene rebosante
y que le da vida y esplendor a la entrada a la provincia, por solo mencionar
una. En las provincias del interior hay muchas fuentes de agua en parques y
plazas que se mantienen en perfectas condiciones, pero en el Distrito Nacional
son pocas las fuentes que dejan escapar un chorrito de agua por sus orificios
interiores.
No digo
que hagamos una fuente como la de Dubái, considerada entre las más grandes y hermosas
del mundo, pero República Dominicana puede tener una gran fuente y rehabilitar
las que se encuentran en ruinas, para que vuelvan a tener el esplendor y la brillantez que tuvieron por mucho tiempo tanto en el día como en las noches que es
cuando más se destacan.
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