LOS ÁNGELES - Las personas que, a los 45 años,
caminan más despacio pueden tener su cerebro más envejecido y además lucir más
viejos, según un estudio presentado este viernes por la estadounidense
Universidad de Duke.
La información la publican medios
como El Nuevo Diario y la resalta
TiempoNotiRD.
La
investigación del centro educativo midió 19 factores en personas de esa edad y
concluyó que el caminar más rápido está relacionado con mejores resultados de
las funciones cerebrales.
“Lo
que es realmente sorprendente es que esto se da en personas de 45 años de edad,
no en pacientes geriátricos a los que usualmente se les evalúa con estas
medidas”, anotó Line Rasmussen, investigadora de posdoctorado en el
Departamento de Psicología y Neurociencia de Duke.
Rasmussen
y otros científicos analizaron la información de cerca de 1.000 personas desde
la edad preescolar hasta que recientemente cumplieron 45 años, indica el
reporte que se publicó a la fecha en Jama Network Open.
“Los
doctores saben que las personas que caminan más despacio en sus setentas u
ochentas tienden a morir más pronto que quienes caminan más rápido a esas
edades”, anotó Terrie Moffitt, profesora de psicología de Duke y de desarrollo
social en King’s College London.
Lo
notable del estudio es que “encontró que caminar despacio es una señal de
problemas aún décadas antes de la vejez”, agregó Moffitt, autora senior de la
investigación.
Así,
en la más reciente evaluación de los participantes -entre abril de 2017 y abril
de 2019- las pruebas de tomografía cerebral computerizada (MRI) mostraron que
quienes caminan más lentamente tienden a tener un volumen cerebral menor.
Este
menor volumen significa una corteza cerebral más delgada, menos superficie de
cerebro y una mayor incidencia de pequeñas lesiones asociadas con enfermedades
de los vasos cerebrales en la “materia blanca”, el tejido que afecta
activamente la forma cómo aprende y funciona el cerebro.
“En
resumen, sus cerebros parecen algo más viejos”, anotó el informe.
Adicionalmente,
los caminantes más lentos lucían más avejentados para un panel de ocho
evaluadores que analizaron la “edad facial” en fotografías de cada
participante.
Aunque
algunas de las diferencias en salud y habilidades de conocimiento pueden estar
ligadas a decisiones de estilo de vida, el estudio también sugiere que hay
signos “en edades tempranas que pueden identificar aquellos que caminarán más
lento” en su etapa adulta.
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