Por: María Hernández
La República Dominicana viene recibiendo, desde hace un tiempo, situaciones que chocan con los derechos humanos de las personas en sus diferentes vertientes.
El drama que viven las familias cuando algún miembro es tocado y maltratado por los uniformados es desesperante.
La modalidad actual es que las autoridades policiales graban las escenas de los hechos en los que participan y conscientes o no esto sirve de prueba contundente, en contra de ellos mismos, en muchas ocasiones como luego la ciudadanía se da cuenta cuando se viralizan esos videos a través de los medios de comunicación y redes sociales.
El caso más reciente, de muchos otros, que pasaríamos días, meses y años narrando es el de la joven fiscal que fue estrujada por varios agentes porque se desplazaba por las vías de La Romana en un auto sin placa , que de acuerdo a la víctima, le había sido asignado por la Fiscalía.
Lo que se nota en el video es la arrogancia de todos los agentes y en especial de uno y la poca solidaridad de la agente que participó en el caso y que mantuvo una posición de permisividad ante el feroz agravio hacia la fiscal que regresaba de resolver un peligroso caso de narcotráfico, según los medios.
La pregunta que surge es si así es como se maneja la justicia en nuestro país. Esa joven sola y sin seguridad, que pudo haber perdido la vida a manos de los agentes o de la parte a la que ella había agraviado en el operativo en el que participó.
Este incidente debe servir de lección para que la Policía Nacional le dé un descanso a sus miembros por lo menos cada 15 días con actividades que alejen a sus agentes de todo el entorno de su trabajo, donde les enseñen buenos modales para conducirse con los ciudadanos.
Incluso pueden premiar las buenas acciones para que sirvan de motivación a los demás y los lleve a tratar de manera humana y sociable a los que no llevan uniforme y a los que llaman malcriados, como en los tiempos de la dictadura, a los que levantan su voz para pedir que no se les lastime.
Los agentes que son oficiales deben salir de sus oficinas e integrarse a los operativos en las calles. Esos hechos desnaturalizados se producen porque no va uno de rango mayor con ellos que les diga: "espera un momento, vamos a escuchar a esa persona, vamos a conversar con ella".
Lo primero que deben hacer los agentes cuando van a abordar a un ciudadano es dirigirse hacia ellos con amabilidad y respeto.
Otra cosa, hay que modernizar los equipos con qué trabaja la uniformada.Esas esposas están en desuso en otros países. Que inviertan en unas esposas más seguras y menos dañinas con lo que se utiliza para comprar pertrechos que solo se utilizan en naciones en guerra, como son las nuevas y modernas bombas lacrimógenas, cuyo origen no conocemos.
Para hacer un poco de historia sobre las constantes violaciones a los derechos humanos en nuestro país tenemos que en diciembre del 2022 se reportó la muerte de 25 jóvenes en dos meses por "intercambios de disparos" con la Policía.
En febrero del 2023 sumaban 15 los jóvenes muertos en "intercambios de disparos". En ocho días de ese mes, considerado uno de los más sangrientos de este año ultimaron a al menos cuatro presuntos delincuentes, según datos del periódico digital regional El Jaya.com.
El 9 de junio de este año otro supuesto delincuente murió, también por intercambios de disparos en La Guáyiga, el cual estaba sindicado en la muerte de dos esposos en ese municipio.
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