Por: María Hernández
La falta de oportunidades para los jóvenes y para muchas personas, independientemente de su edad, los hace tener que buscar el sustento personal y de los suyos con el oficio más rápido que encuentran y que, al parecer, les deja una buena buena cantidad de dinero que les permite sobrevivir.
Muchos tienen vías específicas, en donde otros no pueden interferir para, con la ayuda de la luz roja del semáforo, hacerle una señal al conductor mediante la cual le pregunta que si va a limpiar el cristal de su vehículo a lo que el chofer responde de varias maneras. Se queda tranquilo y ya el limpiavidrios sabe que sí va a limpiar o le hace una señal con los dedos que le indica que no, moviendo el dedo índice para ambos lados.
La información la publica Vanguardia del Pueblo en su portal https://vanguardiadelpueblo.do/2022/10/limpiavidrios-vuelven-a-las-calles/ y la destaca TiempoNotiRD.
Algunos son un poco insistentes y a pesar de que los conductores les hacen indicaciones de que no desean que les limpien les tiran encima la esponja mojada con detergente y limpian el vehículo para ver si les dan algo de todos modos. Unos les dan y otros no, pero nunca pierden.
El Gabinete del Transporte, el Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant) ni la Dirección General de Seguridad del Tránsito y el Transporte Terrestre (Digesett) han podido regular a estos trabajadores informales en donde se ha podido observar a familias enteras ejerciendo el oficio de limpiavidrios, niños, adolescentes, mujeres embarazadas, minusválidos y envejecientes que tienen plasmados en sus rostros la necesidad que les obliga a realizar una tarea para la que no importa si hay sol o lluvia, o si la zona es segura o insegura.
Dentro de las avenidas más utilizadas para limpiar de manera rápida los vehículos están la avenida San Vicente de Paúl, Máximo Gómez, 27 de Febrero en varias de sus intersecciones, Luperón, Isabel Aguiar, Manoguayabo, John F. Kennedy, Abraham Lincoln, Winston Churchill, carretera Mella, Marginal Las Américas, autopista San Isidro, Charles de Gaulle, entre otras.
Otros limpiadores de vidrios se turnan para no aglomerarse en una misma vía. Unos trabajan en las mañanas y otros en horas de la tarde. Los mejores días son los de fines de semana y fechas de pago, de acuerdo a algunos jóvenes que se dedican a esa tarea.
La queja más frecuente de los conductores es que los que limpian los cristales los acosan para que limpien los vidrios, aunque, en muchos casos, los vehículos están limpios y les lanzan las esponjas como una forma de obligarles a lavar los cristales.
Otros, después de tirar la esponja y limpiar los vidrios "golpean las puertas y exigen al conductor que baje las ventanas para que les den dinero, como si se tratara de un cobro compulsivo", como destaca en un escrito el periódico Listín Diario.
Un limpiavidrios cuenta con 30 segundos de tiempo útil. 30 segundos en rojo y 30 segundos en verde, es decir por cada minuto el limpiador de vidrios tiene 30 segundos de tiempo para limpiar y recibir su propina que puede ir de 5.00, 10.00, 20.00, pesos. Todo va a depender de la generosidad del conductor o la conductora.
Por lo regular, las mujeres suelen dar las mejores propinas y en algunos casos les indican que no les limpien los vidrios aunque les paguen, como se ha visto en algunas esquinas de la capital.
Una de las intersecciones que más beneficio deja a los que se dedican a limpiar vidrios es la Máximo Gómez con 27 de Febrero, de este a oeste, pues el pase de los agentes de la Digesett que están en ese lugar puede durar hasta 15 minutos y más, en las horas pico.
"Cada tarde me paraba en una esquina diferente de esas concurridas calles. La denominada hora pico, por la alta cantidad de vehículos que transitan, era el escenario perfecto para que los limpiavidrios llevaran una esponja y una botella plástica de agua con detergente en sus manos. A medida que se iban acercando a los vehículos, disparaban al parabrisas la esponja o el agua para comenzar el proceso de limpieza", describe el autor de un escrito del periódico El Nacional en el año 2021.
Se recuerda que se hizo viral en las redes sociales el momento en que un limpiavidrios le lanzó una esponja a un conductor, que le cayó en la cara, porque, lamentablemente, el conductor no tenía cristales en su vehículo y salió con un palo para pegarle al limpiador de vidrios.
El Estado debe formular planes de trabajo para estas personas que han encontrado en las calles un oficio que les permite llevar el pan a su familia, pero que nos delata como país del tercer mundo y con muchos problemas económicos y sociales por resolver.
La informalidad de este trabajo, así como de otros similares, que se realizan en las calles, desnuda la fragilidad de muchas naciones que intentan ocultar la realidad cotidiana, que surge de manera natural en cada vía de la República Dominicana.
En 2017, en Santiago de los Caballeros, el alcalde Abel Martínez confirmó que a los limpiavidrios de esa ciudad se les prometió un trabajo en la alcaldía, pero que no quisieron aceptar. También, la alcaldía del Distrito Nacional, en ese momento, les ofreció empleos, pero no lo aceptaron. Muchos han decidido, desde ese tiempo, salir de las calles, de manera voluntaria, aunque otros se mantienen en sus esquinas, tanto en zonas urbanas, como rurales de todo el territorio nacional.
Hay limpiavidrios que se trasladan de un municipio a otro para realizar su trabajo ante la poca movilidad de vehículos que se presenta en sus lugares de origen.
Aunque no se sabe la cantidad real de limpiavidrios que hay en la actualidad se tiene la certeza de que son miles los que combinan las ventas callejeras de forros de celulares, cargadores, parabrisas, limpiabotas y otros con la de limpiavidrios, en numerosas esquinas de nuestro país, en vías que se caracterizan por el flujo constante de vehículos y en las horas picos, cuando se producen los taponamientos y los limpiadores de cristales tienen más tiempo para dedicarse a realizar su agotador trabajo.
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