Los trabajadores de transporte
ferroviario en Francia iniciaron el martes la primera de varias huelgas, lo que
podría impactar en el traslado de pasajeros durante varios meses y suponer el
mayor reto hasta ahora para el Gobierno del presidente Emmanuel Macron en su
intento de modernizar la segunda mayor economía de Europa.
La información la publica la agencia de
noticias Reuters y la destaca TiempoNotiRD.
Los medios franceses apodaron la jornada
como el “martes negro”. La compañía estatal de trenes SNFC dijo que el 48 por
ciento de los trabajadores que el sistema requiere para operar se ausentó de
sus puestos, en protesta por los planes de reformas de los beneficios del
personal, entre ellos garantías laborales y generosas pensiones.
Sólo uno de cada cuatro trenes estaba
activo en la región de París, mientras que sólo uno de cada ocho de los
ferrocarriles de alta velocidad TGV operaba.
En Gare du Nord, la estación más
transitada de la capital francesa, las plataformas estaban tan atestadas que
algunos pasajeros se cayeron a las vías, mientras que otras estaciones se
quedaron a oscuras y las máquinas expendedoras de billetes no funcionaban.
“Entiendo por qué están en huelga”, dijo
Marie Charles, una viajera de París. “Pero hoy es mi primer día en un nuevo
trabajo, así que hubiera preferido que no hubiera huelga”.
Fuera de la estación Gare de L’Est,
grupos de trabajadores de CNCF corearon eslóganes denunciando al Gobierno y
prendieron bengalas que dejaron el sector lleno de humo. Muchos estudiantes de
sumaron a la protesta.
Los cuatro principales sindicatos
ferroviarios planean seguir con las huelgas durante dos de cada cinco días en
los próximos tres meses, un total de 36 días de paralizaciones, para resistir a
una reestructuración en la SNCF que se enmarca en la apertura a la competencia
del transporte ferroviario tal y como lo estipula la Unión Europea.
El último presidente francés que se
enfrentó a los sindicatos ferroviarios para frenar los beneficios de los
trabajadores acabó perdiendo esa batalla. Las huelgas de 1995 paralizaron
Francia y forzaron al primer ministro Alain Juppé a retirar las reformas, una
derrota que finalmente generó su renuncia y la disolución del gobierno.
Sin embargo, los sindicatos parecen más
débiles ahora y están divididos en sus posturas frente a las numerosas reformas
sociales y económicas que plantea Macron.
Si Macron triunfa -y esta es de lejos la
mayor prueba hasta el momento para el exbanquero de inversión de 40 años-
marcará la pauta para otras reformas, incluida la modernización del sistema
educativo y la revisión de las pensiones. Macron ya se ha enfrentado a los
sindicatos por suavizar las leyes laborales.
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