Alcaldia de Santiago

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lunes, 3 de julio de 2023

Hospitalidad de los dominicanos


Por María Hernández


Quizás parezca una historia irreal,  pero se trata de una vivencia de esta semana en un autobús privado, en las calles de la República Dominicana.

El conductor manejaba con unos frenos inusuales que le descomponía el estómago a cualquiera. Hubo un momento de gran expectación y concentración por parte de los pasajeros en un evento repentino y que nadie estaba esperando. 

Muy cerca de nosotros viajaba una madre y su pequeña hija, de aproximadamente dos años, la cual se había ganado el cariño de todos los pasajeros por su peculiar sonrisa y forma tierna de mirar. Todos le hablaban y le prestaban atención.

De repente,  se escucha un ruido estruendoso que puso a todos a mirar hacia donde estaba la madre con la niña. 

La mayoría pensaba que la niña estaba teniendo problemas estomacales y náuseas ,  pero luego se dieron cuenta que era la madre la que se sentía mal a punto de dejar caer la niña y comenzó a expulsar los alimentos.

De inmediato, rodearon a la señora que en un hecho que todos sabemos es involuntario dejó caer los residuos de comida sobre el vestido blanco y anaranjado de la niña que de inmediato cambió su color. 

Fue tan grande la hospitalidad mostrada por los dominicanos hacia la señora, de origen haitiano, que una joven que tenía una pequeña camiseta se la regaló  a la madre de la niña para que le quitara el vestido mojado y sucio que le molestaba.

Todos comenzaron a sacar de sus carteras lo que tenían para ayudar, como alcohol ,  menta,  fundas, servilletas y muchas atenciones recibió la madre  que a pesar de la  poca edad de la niña parecía estar sintiendo los malestares de un nuevo embarazo.

Las buenas obras de los dominicanos en beneficio de los ciudadanos del vecino Haití y de otras nacionalidades no salen en la primera plana de los periódicos   pero sí  los descalificativos  y las mentiras en contra de un pueblo admirable que lo da todo por los demás sin esperar nada a cambio.

Recuerdo que en una ocasión nos sucedió algo parecido en un avión y solo una dominicana se acercó para ver cuál era el problema y en qué podía ayudar.

Las personas viven  muy ocupadas en sus situaciones personales y no se imaginan que lo que hoy le pasa al otro mañana le puede suceder a él.

Los dominicanos saludan al caminar por las calles, mientras en otras naciones las personas se mueven de forma casi automatizada, siempre mirando de frente y sin detenerse a mirar lo que sucede en el entorno. El dominicano es la única persona que cuando viene a su país aplaude y da gracias a Dios porque su vuelo llegó bien, al igual que cuando se dirigen hacia otros países.

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