Por: María Hernández
La lluvia es una bendición de Dios, pero, cuando se vuelve constante y se mantiene estancada por mucho tiempo en las vías, provoca molestias a conductores y peatones, taponamientos, vehículos quedados y accidentes de tránsito en numerosas infraestructuras como calles, avenidas, autopistas, carreteras, puentes, elevados, túneles, pasos a desnivel, entre otras a nivel nacional.
Los conductores han optado por no salir a las calles en tiempos de aguaceros a menos que se le presente una urgencia, pero a muchos los encuentra el problema al salir de sus trabajos o centros de estudios y no les queda más que introducir sus vehículos en charcos que parecen ríos y grandes lagos con las consecuencias que de ello se deriva.
Durante
la temporada lluviosa los choferes han llegado a estar hasta cuatro
horas en un tapón, en muchos casos con niños en los vehículos luego de
salir de los centros escolares. Hay zonas en donde las clases tienen que
suspenderse cuando comienza a llover debido al mal estado que presentan
las calles, muchas de ellas sin asfaltar, con grandes hoyos y
totalmente incomunicadas con el resto de las vías por la cantidad de
agua que se acumula hasta por varios días en las esquinas.
La avenida Charles de Gaulle, por ejemplo, tiene varios puntos que se inundan desde hace unos años como frente a la Sirena, en el entorno de la cervecería de la zona y otras.
Las
avenidas Hípica y la Ecológica se convierten en un verdadero río que se
desplaza a todas las vías de su entorno y se acumula en las zonas bajas
de muchos de los sectores cercanos y llega, incluso, a inundar muchas
viviendas por los filtrantes tapados que hay en el área así como decenas
de badenes que han sido eliminados luego de recientes labores de
asfaltado. También muchos filtrantes están tapados en esa zona.
Otras
vías que se inundan son las avenidas Marginal de Las Américas, a la
altura del kilómetro 10, frente al gran supermercado que hay en el
lugar, la avenida México frente a un laboratorio médico,la 27 de Febrero
cerca de la Caonabo, en Manganagua, la Jacobo Majluta, Manoguayabo,
Luperón, Doctor Defilló, kilómetro 12 de la Independencia, 7 y 81/2 de
esa misma avenida, varios tramos de la George Washington, la Isabel
Aguijar cerca de la Rómulo Betancourt y la avenida principal de entrada a
Perantuen y otras.
Recientemente, técnicos del Partido de la Liberación Dominicana encabezados por el dirigente Olgo Fernández, pasado director del Indrhi y actual titular de Obras Públicas del partido deplora la indiferencia con la que las autoridades nacionales tratan el caso de las inundaciones urbanas, desbordamiento de ríos, cañadas y arroyos a causa de los aguaceros que se registran en el territorio nacional.
“No se observa el accionar del Gobierno y de los ayuntamientos administrados por el PRM tratando de buscar correctivos o acciones preventivas a las inundaciones en las ciudades y los daños en las carreteras y caminos”, declaró Olgo.
También recordó que con las tragedias de noviembre de 2022 y 2023, el pánico se apodera de la población cada vez que llueve por el peligro que representa no solo para los sectores vulnerables, también para los de clase media y alta, como sucedió en los residenciales de la ciudad capital últimamente.
Además, resaltó la importancia y necesidad de limpiar de manera permanente, los imbornales en las ciudades para evitar la acumulación de las aguas de superficie con los consecuentes trastornos a la circulación de vehículos y el daño a propiedades que se producen con las lluvias.
Las imágenes que se observan en los medios de comunicación y en las redes sociales de la Zona Colonial,
del Distrito Nacional inundada, así como de la calle El Conde, dejan al
descubierto los descuidos de las autoridades municipales, que solo se limitan a
hacer anuncios o nota de prensa, diciendo lo que no se hace sin salir de sus oficinas a palpar la realidad.
En la actual gestión las autoridades solo se preocupan por presentar buena imagen de quienes dirigen sin importar la vida de la gente, por eso son indiferentes a las inundaciones urbanas y daños en la zona rural.
En
provincias como Santiago de los Caballeros se inunda una de las
avenidas principales, la Juan Pablo Duarte, al igual que la vía que pasa
frente a Caribe Tours en dirección norte- sur que se convierte en todo
un río.
Mientras, en la capital, durante las lluvias recientes en una de las esquinas principales de la John F. Kennedy el tránsito vehicular fue prohibido en ambas direcciones por la gran laguna que se formó, como lo describió en un escrito el periódico Diario Libre.
Avenidas como la Doctor Defilló tuvieron que ser cerradas debido a la gran laguna que se formó pero a pesar de ello varios vehículos que desafiaron la prohibición quedaron anegados por las aguas, según la misma fuente.
La narrativa se repite en cada período de lluvia y ya las inundaciones no respetan clases sociales. Tanto los pobres como los ricos pasan momentos difíciles cuando se desplazan por vías llenas de hoyos y para colmo llenos de agua.
La ciudadanía pierde sus ajuares y nadie se los devuelve, pero tampoco le buscan solución a un problema que como el del drenaje pluvial y sistema de alcantarillado tienen en su presupuesto las alcaldías y que los diferentes sectores los reciben mediante la ejecución del presupuesto participativo, pero tal parece que los alcaldes los invierten en otros servicios o en nóminas que nada tienen que ver con las necesidades de las comunidades por lo que el problema se repite una y otra vez hasta que la población pierda la paciencia y decida utilizar otras formas de protestar.
La información la publica Vanguardia del Pueblo en su portal.
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