WASHINGTON. - El exenviado
especial de Estados Unidos para Corea del Norte, Joseph Yun, confirmó este lunes que autorizó el pago de dos
millones de dólares a Corea del Norte por “los cuidados médicos” que recibió el
joven estadounidense Otto Warmbier, fallecido en 2017 tras pasar 17 meses preso
en el país asiático.
La información la publican medios como la agencia de noticias EFE, la cadena de noticias CNN, el
periódico El Nuevo Diario y la resalta TiempoNotiRD.
“Tan pronto como Corea del Norte me dijo que esta factura de dos
millones debía ser abonada, me puse en contacto con mi jefe, el por entonces
secretario de Estado, Rex Tillerson, que me respondió poco después que sí, que
siguiera adelante y firmara (la factura)”, dijo Yun este lunes.
Al ser preguntado sobre si la decisión
procedía de la Casa Blanca, el exfuncionario señaló que nunca se lo preguntó a
Tillerson pero que así lo creía.
Yun, que abandonó el cargo en
marzo del año pasado, no aclaró si el Gobierno estadounidense llegó a pagar o
no los dos millones de dólares, pero opinó que EE.UU. debería haberlo hecho.
“Esto -apuntó- tiene que ver
con dos decisiones diferentes. Una es: ¿Debemos firmar? Y firmamos. La otra es
si, tras haber firmado, debemos pagar y mi opinión es que sí. Si el Gobierno de
EE.UU. promete a otro Gobierno que pagará, desde mi punto de vista debemos
cumplir con nuestra parte del trato”.
El pasado jueves el diario
The Washington Post desveló que Pionyang le había pasado una factura a
Washington por los cuidados médicos a Warmbier.
La factura, de acuerdo con el
periódico, llegó al Departamento del Tesoro, donde permaneció sin ser saldada
durante 2017.
El Gobierno no ha aclarado
qué pasó con esta factura, pero el presidente Donald Trump negó el viernes que
su Administración hubiera efectuado el pago.
“No pagamos ningún dinero a
Corea del Norte por Otto Warmbier, ni dos millones de dólares, ni nada”,
escribió Trump en su cuenta de Twitter.
Warmbier viajó como turista
al país asiático a finales de 2015 con la empresa Young Pioneer Tours y, al
término de su visita, fue detenido y sentenciado a 15 años de trabajos
forzados, acusado de robar un cartel de propaganda del hotel en el que se
hospedó.
Su muerte agudizó la escalada
dialéctica que en 2017 mantenían Washington y Pionyang en medio de las
continuas pruebas de armas del Gobierno norcoreano, y llevó al Departamento de
Estado a prohibir que sus ciudadanos viajaran al país asiático, un veto que se
mantiene hoy día.
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